miércoles, octubre 12, 2016

El “genocidio” americano desmontado en 10 razones irrebatibles






La tecnología facilita el trabajo de las enfermeras en la captura de las venas de los pacientes


La luz infrarroja emitida por el dispositivo facilita la vida de los pacientes, las enfermeras y los médicos.¿Alguna vez ha tenido que tomar alguna medicinaporque la enfermera no pudo encontrar una vena y le dejó un dolor enorme acompañado de un morado? El visor de la vena es una tecnología desarrollada por la empresa estadounidense Christie Medical Holdings , lo que hace que esta ardua tarea más sencilla.Nos evita que recibamos pinchazos innecesarios. El funcionamiento de la unidad se produce a través de la emisión de luz infrarroja que, cuando se coloca sobre la piel del paciente, facilita la visualización de la vena, incluyendo fluido que pasa a través de él.



Además de identificar más fácilmente una vena, el dispositivo, según sus creadores, también es capaz de localizar las mejores venas para el procedimiento médico en cuestión, es capaz de “ver” las ollas a una profundidad de hasta 10 milímetros.En Brasil, más de 150 hospitales utilizan el Visor de Vena (ver el mapa aquí ). Además de facilitar la vida de las enfermeras y los pacientes, el dispositivo evita los costes para el hospital (menos gastos desechables).El visor de la vena también está disponible en la versión de flex. Este modelo tiene una imagen de alta definición y la tecnología DF2, y se puede utilizar en cualquier procedimiento vascular. Esta alternativa es ya común en los servicios de urgencias (UCI) de ciertos hospitales, y también es útil para los hemofílicos y otras personas que necesitan autoinfusão.Para comprender el funcionamiento, compruebe el vídeo (en Inglés). Dejamos el enlace al sitio web donde podéis pedir este maravilloso invento y así poder disfrutar de él, la página es garantía de confianza y gestionan muy bien los pedidos, así que os animo a adquirirlo: www.delec.com.uy



http://naturalezabellezaysalud.com/la-tecnologia-facilita-trabajo-las-enfermeras-la-captura-las-venas-los-pacientes/


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El “genocidio” americano desmontado en 10 razones irrebatibles


1 – No hubo un plan sistemático preconcebido de genocidio indio

No hay ningún documento ni de la época ni posterior que pruebe que hubo un plan de exterminio y genocidio indio creado, desarrollado o ejecutado por personas que se encontrasen en el Nuevo Mundo. Ni siquiera unas manifestaciones fiables y de personas ponderadas, no como nuestro amigo Bartolomé. Las manifestaciones que se recogen en muchas crónicas sí hablan de maltratos, abusos y casos puntuales de violencia, pero jamás de una matanza per sé, por motivos raciales o religiosos. De hecho, las únicas matanzas sistemáticas que se producían en las Indias eran los sacrificios rituales de las religiones precolombinas y que fueron inmediatamente prohibidos por los conquistadores españoles. Además las expediciones que forjaron la conquista del continente y el sometimiento de la autoridad indígena no tenía ningún tipo de orden relativa a matar, asesinar o exterminar poblaciones, exactamente al contrario, las órdenes mandaban establecer buenas relaciones con los nativos y comerciar con ellos si era posible. Lo más parecido era darles permiso para combatir y reducir o pacificar a las tropas nativas que no aceptasen la soberanía real y la nueva religión.

2 – La corona española protegió legislativamente a los indígenas


Desde los primeros años de la conquista de América la corona castellana estuvo muy preocupada por el buen trato al nativo. En esos tiempos la reina de Castilla Isabel I ordenó a los españoles destacados en el Nuevo Mundo que tratasen con corrección a los nativos y respetasen sus modos de vida y costumbres. En el codicilio de su testamento lo dice bien claro que los indios no pueden ser esclavizados ni maltratados, obligaba a dar un trato justo y digno calificándolos de súbditos castellanos con los mismos derechos y deberes que los demás. Posteriormente Fernando el Católico promovió las Leyes de Burgos de 1512 en las que se detallaba ya con formato legal el trato que debía de proporcionarse a los nativos. Más tarde, en 1542 el rey Carlos I de España emitió una inmensa jurisdicción para la regulación legal de las Indias y dentro de ellas se definía bien claro el trato a todos los niveles que debía de dispensarse con los nativos. No creo que la corona española sea tan cínica de emitir leyes para proteger a los indios y por detrás los esté liquidando y si lo hubiera hecho así habría quedado constancia de tales órdenes.

Y alguien dirá, claro, se hacían esas leyes porque existían los maltratos y los abusos y ya por eso no sirven esas leyes porque no se obedecían, y efectivamente, le daré la razón pero que ese alguien me cuente qué ley ha sido respetada y cumplida por el 100% de la población afectada por esa ley, a ver. Desde ese punto de vista todas las leyes democráticas actuales no tendrían validez en tanto en cuanto hay miles de personas en las cárceles por transgredirlas. Y así no funcionan las cosas. La existencia de una ley define a la sociedad y al estado que las promulga y en este caso ese estado, la corona castellana, era benefactora de los nativos.

3 – La iglesia española protegió activamente a los indígenas

Si bien al principio de la conquista hubo un serio debate teológico entre distintas facciones de la iglesia católica sobre si el indio era o no era un ser digno de tener alma, pronto se resolvió dicho dilema mediante la bula Sublimis Deus del papa Pablo III de 1537 dejando bien claro que los indios americanos eran seres humanos con alma aunque “no estén en la fe de Jesucristo”. Por ello, ya desde esos primeros difíciles años los misioneros de las distintas órdenes religiosos se emplearon con ardor en la evangelización y cuidado de los nativos. Personajes como Antón de Montesino con su famoso sermón de adviento de 1511 en el que dio la primera voz de alarma sobre el maltrato a los nativos. Cuidado: maltrato, no genocidio. Bartolomé de las Casas luchó, a su manera tan exagerada, por mejorar la vida de los nativos, lo cual es muy loable, no así sus mentiras y exageraciones para lograrlo. Muchos más religiosos lucharon por los nativos como Toribio de Benavente o José de Acosta o Fray Bernardino de Sahagún que recopilaron lenguas nativas en magníficas obras para que no se perdiesen, o Juan de Zumárraga y Hernando de Luque que fueron portadores del cargo de Protector de Indios, institución creada para proteger a los nativos jurídicamente y que pudiesen disfrutar de los mismos derechos que aquellos que sabían leer o ya conocían las leyes de la corona.

4 – El genocidio indio habría sido económicamente contraproducente

Quiero pensar que nadie que desee montar un negocio o una empresa sea del tipo que sea desea que se les mueran los trabajadores. Esto supone un problema. Tendrá que buscar a otros que los sustituyan y eso supondrá gastar tiempo, energía y dinero en las nuevas contrataciones. ¿Entonces por qué motivo los encomenderos españoles desearían ejecutar un genocidio indio con sus propios empleados? Creo esto se responde solo. Que en las minas de oro y plata americanas se trabajaba de forma inhumana, sí, que muchos morían de enfermedades laborales, sí, que los horarios eran brutales y provocaban la debilidad del trabajador, completamente de acuerdo. Pero si investigamos las condiciones en que se trabajaban en minas de metales de la propia Castilla, de Alemania, de China o de Africa probablemente serían mucho peores que las minas americanas. Pero volvemos a lo mismo, se produjeron abusos e inhumanas situaciones, pero nunca un genocidio indio orquestado de eliminación nativa. Así eran las cosas en aquella época y eso ocasionaba muertes y miseria. De hecho, tras la mala experiencia en las Antillas en las que la población taína cayó casi hasta su desaparición provocó que en el continente americano (no en las islas) se conservasen formas de explotación laboral prehispánicas, ya que si éstas habían funcionado bien en la época anterior de la conquista ¿por que no lo iban a hacer con los españoles incluso introduciendo mejoras? Son los casos de la mita y el yanaconazgo inca.

Genocidio indio - Epidemias de viruela en la América española

5 – Las epidemias de viruela como agente de mortalidad

El verdadero agente que provocó esas tristes muertes y en número tan brutal fue el de las epidemias. Los europeos a su llegada al Nuevo Mundo portaron con ellos las bacterias y virus que no se conocían en América y dichos gérmenes camparon sin problemas por los extensos territorios americanos. Voy a detallar epidemias registradas a lo largo del siglo XVI:

Enfermedad Fechas Porcentaje de mortandad
¿gripe? 1494–1514 20%
viruela 1519–1528 35%
sarampión 1531–1534 25%
tifus 1545–1546 20%
peste neumónica 1545-1546 15%
sarampión 1557–1563 20%
viruela 1576–1591 20%
sarampión 1576-1591 12%
tifus 1576-1591 15%
sarampión 1595–1597 8%
sarampión 1611–1614 8%
tifus 1630–1633 10%
Como podemos ver en esta tabla extraída de la Wikipedia las epidemias diezmaron a la población y no solo eso, sino que estas epidemias tan graves provocaban que los campos no pudieran ser cultivados y cosechados y con ello una de las epidemias más graves: el hambre y la desnutrición que hasta varios años después no quedaría normalizado.

6 – Caída de la natalidad

Evidentemente la llegada de los españoles a América supuso para los nativos drásticos cambios en su forma de vida. Sobre todo al principio en las islas Antillanas se les obligó a adaptarse a la forma de vida ocidental, con sus horarios de trabajo, sus nuevas técnicas y, lo peor, el abandono de sus costumbres y patrones sociales. Fueron sacados de sus pequeños poblados de bohíos, de sus huertas de autoconsumo, de sus frutas y su pescado y se tuvieron que ir a vivir a las cercanías de las minas y de las ciudades de españoles. No estaban preparados para un cambio tran brusco y sucumbieron, muchos de ellos cayeron en profunda depresión y eso afectó en el caso de las mujeres a sus ganas de vivir y de procrear. Se pudieron observar muchos casos de abortos voluntarios e involuntarios y esto impidió que las generaciones taínas pudiesen restituirse y si no crecer por lo menos mantener un mínimo poblacional. Algo parecido ocurrió en el propio continente, si bien las autoridades españoles trataron de no provocar tanta tensión y crearon los pueblos de indios en los que a pesar de estar bajo soberanía castellana y vigilancia eclesiástica pudieron proseguir con sus costumbres y forma de vida más o menos igual que antes.

7 – El mestizaje como factor de cambio étnico

No se puede decir que el mestizaje fuera un factor importante en la caída demográfica india pero sí ayudó a que elementos nativos en vez de ayudar a levantar la raza nativa procreasen mestizos y conformasen un nuevo grupo étnico de gran importancia en América.

8 – Alianzas de pueblos indígenas con españoles

Otra prueba del “no-genocidio indio” son las numerosas alianzas que se produjeron durante la conquista entre pueblos nativos y los españoles. ¿En qué cabeza cabe que si alguien está exterminando a tu pueblo te alíes con él? Es absolutamente contraproducente. Incluso al terminar las luchas de la conquista esos pueblos nativos aliados recibieron premios y privilegios por su fidelidad al rey español y pudieron vivir en sus pueblos de indios con libertad y manteniendo sus costumbres y usos. Tan solo tuvieron que aceptar las leyes castellanas basadas en el derecho romano y la vigilancia de los representantes religiosos para mantener la ortodoxia cristiana. Ortodoxia que, por otra parte, aceptaron y asumieron gran parte de los pueblos nativos. De hecho, hoy por hoy, la región de la tierra que más fieles católicos tiene es América.

9 – Población española insuficiente

La población española emigrada desde España a América durante la primera mitad del siglo XVI, época de la conquista y del consecuente genodicidio, no pasó de las 50000 personas. Teniendo en cuenta que en esa cifra habrá mujeres y niños digamos que pasaron unos 40000 varones en edad adulta. Los historiadores más moderados calculan que en esos años la población nativa era de unos 30 millones de personas, eso significa que para la ejecución del maléfico genocidio indio cada español tenía que buscar, capturar y ejecutar a 750 nativos. Y además de eso tenía que buscarse el sustento, construir su casa, alimentar a su familia, colaborar en la creación de la nueva sociedad hispanoamericana, etc, etc. Es decir, eran superhombres, si no no se entiende que fueran capaces de realizar tamañas barbaridades.

10 – Caciques indígenas colaboracionistas

Ya hemos hablado en este artículo sobre los Pueblos de Indios. Institución creada por la corona española para allí agrupar a los indios en sus propias tierras, de las que eran propietarios, y que pudieran vivir bajo sus usos y costumbres. Cada pueblo tenía su propio cacique o jefe que trabajaba de acuerdo con las autoridades españoles y bajo soberanía del rey de España. ¿Cómo iban los caciques a ser colaboracionistas con unos extranjeros recién llegados que estaban asesinando a sus compañeros de raza? No tendría sentido alguno, probablemente se levantarían y lucharían contra los asesinos, pero no lo hicieron.

Conclusión


Por estas razones y otras muchas que son de menor importancia concluímos que el tan manoseado y victimizado genocidio indio no existió. Es una simple artimañana de los antiespañoles y anticatólicos para utilizar la historia como arma política y justificar actuales exigencias y argumentos políticos, principalmente de corte marxista que siempre buscan la confrontación y la ruptura. Es decir, es la prostitución de la historia como arma política arrojadiza contra los adversarios.
De todas maneras es bueno aclarar que sí existió un genocidio indio, bueno, existieron dos: el ejecutado por los norteamericanos contra las tribus indias de ese subcontinente actual, es decir, en los territorios de Estados Unidos y Canadá. Y el otro a partir de las indepedendencias sudamericanas en las que las tribus indias perdieron los privilegios concedidos por la corona española y bajo el gobierno de los liberal-masónicos fueron exterminados para liberar sus tierras y pasarlas a manos de los criollos. Ahí también hubo un genocidio con intencionalidad tanto racial como económica. Y ya hablaremos de él.




http://eldiariodelamarina.com/el-genocidio-americano-desmontado-en-10-razones-irrebatibles/

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lunes, 26 de septiembre de 2011

EEUU Y EL GENOCIDIO DE LOS INDIOS AMERICANOS
Análisis del genocidio indio en EE.UU.
La Soberbia del Hombre Blanco

Jorge Abad Pérez*

Lo que los euroamericanos llevaron a cabo desde su llegada a Norteamérica, y sobre todo durante los siglos XVIII y XIX, fue un verdadero exterminio indio. Desde que el primer europeo puso su pie en aquellas tierras la máxima preocupación de los habitantes nativos pasó a ser la de la propia supervivencia. Las ansias continuas de expansión, de nuevas tierras en las que poder incrementar la producción agrícola y ganadera, el descubrimiento de yacimientos de oro y de otros minerales preciosos y -no hay que olvidarlo- el desprecio hacia "una raza inferior", unido a la convicción religiosa del derecho de los euroamericanos a extender sus posesiones de océano a océano, derivó en una situación terriblemente dramática para unos indios que vieron, a lo largo de más de cuatro siglos, cómo sus tierras, costumbres, ritos, ropajes, y hasta sus propias vidas, iban siendo irremediablemente arrasadas por la soberbia del hombre blanco.

Puede hablarse sin lugar a dudas de genocidio indio. La preocupación federal estadounidense sólo llegó -hacia el año 1900- cuando éste ya se había consumado. Ya la Declaración de Independencia de los trece Estados Unidos de América hablaba de los "despiadados indios salvajes, cuya conocida regla de guerra es una destrucción indiscriminada de todas las edades, sexos y condiciones". La hipócrita justificación de unos nativos salvajes y sedientos de sangre sirvió para que los estadounidenses redujeran a aquellos casi diez millones de indígenas a principios del siglo XVII (con ya una breve tradición de contacto con el hombre europeo) a poco menos de un cuarto de millón a finales del siglo XIX. Hace tan solo un siglo, la población india se situaba en su punto demográfico más bajo, con algo menos de 250.000 personas. El censo de 1990 habla de casi dos millones en todo el país.

Los virus exóticos que trajeron a América los europeos y africanos limpiaron el terreno que luego se encargarían de rastrillar los fusiles. Los indios fueron aniquilados, trasladados, despojados, robados, alcoholizados, confinados en ridículas reservas que muchas veces eran invadidas y arrasadas. Con los indios el hombre blanco ha usado las técnicas de tortura más crueles: mujeres violadas, niños asesinados, campamentos destruidos y ganados muertos a balazos. Sus recursos, tierras y bisontes, les fueron también despojados. Supo además aprovecharse muy bien de las diferencias tribales para que mutuamente, y sin un solo soldado blanco caído en combate, se eliminaran. Cuando no contra otras tribus, los estadounidenses usaron a los indios como avanzadilla, o escudo humano, frente a potencias enemigas de sus intereses.

El hombre blanco intentó en todo este proceso robar a los indios su cultura, no para asimilarla, sino para destruirla. Pero no lo conseguió. Les involucró en un sistema de mercado, sumergiéndoles muy hábilmente en una situación de dependencia y debilidad. Llegó el exterminio físico, pero la cultura del tótem pervivió entre los pocos cientos de indios relegados a las reservas. Y todo, a pesar de los intentos blancos de civilizarlos: de imponerles sus instituciones y sus formas de organización política, su cosmovisión, su idioma, sus costumbres. Los indios no pasaron por eso, y aunque diezmados, quisieron conservar su propia identidad.

Ahora, cuando se vive en Estados Unidos un cierto renacimiento indio (aunque quizá desgraciadamente promovido por el estereotipo romántico del indio y por la moda hacia lo exótico) es un momento apropiado para que el Congreso estadounidense reflexione sobre el papel que le ha tocado jugar en esta historia. En trescientos años el hombre blanco fue responsable de la muerte de más de nueve millones y medio de indios en los territorios que hoy conforman los Estados Unidos. Alemania ha vivido avergonzada durante la segunda mitad del siglo XX, después de que se conociera la barbarie nazi contra los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Incluso la Iglesia Católica, tan reacia a este tipo de actos, ha reconocido más o menos abiertamente su responsabilidad en el genocidio judío (sólo en el judío), pidiendo a su Dios el perdón. Hoy, y en realidad desde su asunción del liderazgo mundial (es decir, durante las tres cuartas partes del siglo XX), con American way of life incluido, Estados Unidos pasa por ser el país de las libertades. A pesar de todo, el Congreso no ha tenido ni una palabra de perdón para los descendientes de las tribus a las que primero robaron la tierra y luego asesinaron.

Tanto el Congreso de los Estados Unidos como las iglesias Católica, Protestante y Mormona han de reconocer públicamente que los indios son las únicas víctimas y verdaderos mártires de la Historia de un país que el hombre blanco ha escrito a su conveniencia y antojo.

http://faustopacasmayo.blogspot.com.es/2011/09/eeuu-y-el-genocidio-de-los-indios.html

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La gran mentira del genocidio español en América



A raíz de unas declaraciones que Su Bondadosa Santidad el Papa Paco había efectuado en contra de la obra de España en América, publicamos hace más de un año este artículo. Bueno será rememorarlo.



José Javier Esparza y Anthony Esolen



JOSÉ JAVIER ESPARZA Y ANTHONY ESOLEN


De todas las mentiras que he escuchado a lo largo de mi vida sobre asuntos históricos, quizá entre las que más me molestan estén las relativas al papel ejercido por España en América. Las que conforman la “Leyenda Negra” que acusa a España de genocida y esclavizadora de los pueblos americanos durante la Conquista. Y me molestan porque son acusaciones falsas e infundadas, que a base de ser repetidas e introducidas con calzador en el ideario popular, hemos acabado por creérnoslas hasta los propios españoles.

Todo proceso histórico conquistador o colonizador conlleva el uso de la violencia y de las armas. Si bien el Imperio Romano invadió y conquistó España desde el siglo III A.C., arrasando y aniquilando a nuestros antepasados celtíberos, lusitanos, astures o cántabros, a nadie con un mínimo de inteligencia se le ocurriría hoy decir que Roma es la culpable de “la aniquilación de España” y del “sometimiento injusto” de nuestro pueblo. Más bien, los españoles mantendremos una deuda eterna con Roma por habernos dejado un legado inigualable tras su paso, latinizándonos y regalándonos su influencia y su organización. Algo parecido, o quizá de superior magnitud, sucedió en lo que respecta a la transmisión de riqueza a América tras nuestra llegada. La diferencia, sin embargo, es que el Imperio Romano no tuvo la mala suerte de contar con un enemigo anglosajón que volcara sobre él durante siglos infinitas mentiras y leyendas destinadas a diezmar su legitimidad y grandeza incontestables.
También los propios Tlaxcaltecas ayudaron a Hernán Cortés a derrotar a sus enemigos deTenochtitlán (los Aztecas de Moctezuma), y los Aztecas, a su vez, combatieron junto a los españoles en posteriores colonizaciones…La historia, como vemos, es al final una sucesión de conquistas, y si bien se cometieron algunos casos aislados de maltrato durante los periodos de introducción y de Conquista (inevitables teniendo en cuenta las gentes, las circunstancias y la época) España no ejerció sobre los nativos americanos ningún tipo de genocidio ni esclavitud generalizado. Muy al contrario, podemos decir (y avalarlo con documentación y hechos contrastados de la historia), que España fue el único país de Europa que siempre protegió en su Conquista a los nativos de todos nuestros territorios de Ultramar, garantizándoles una vida digna y unos derechos integrales.
Pocos años después de nuestra llegada a tierras americanas, y en virtud de nuestra condición de Reino católico (clave en nuestra posterior relación con los indígenas), y del impulso de nuestros frailes Franciscanos y Jesuitas, fuimos los propios españoles quienes dictamos multitud de normas, leyes y decretos oficiales que protegían a los indígenas de cualquier abuso. Y fue la propia Reina Isabel la Católica quien determinó tras el primer viaje de Colón, que los indios nativos no debían ser considerados esclavos, ni siquiera gentes colonizadas, sino súbditos de pleno derecho de la Corona Española, como habitantes de las nuevas provincias recién descubiertas.
Llegada de Cristóbal Colón a América
Y nos tomamos tan en serio los españoles la aplicación de justicia sobre los indígenas del Nuevo Mundo, que la Monarquía Hispánica inmediatamente acometió las reformas necesarias para regular su trato de forma oficial. De esta manera, nada más dos décadas después de iniciarse el Descubrimiento (el 27 de diciembre de 1512), España abolió la esclavitud indígena mediante las “Leyes de Burgos”, en las cuales se emitieron las ordenanzas necesarias “para el gobierno con mayor justicia de los naturales, indios o indígenas” y se estableció que el Rey de España tenía derecho a “justos títulos” de dominio del Nuevo Mundo, pero sin derecho a explotar al indio, que era hombre libre y podía tener propiedades, pero que como súbdito debía trabajar a favor de la Corona sin mediar la esclavitud, retribuido y con libertades garantizadas, a través de los españoles allí asentados. España anteponía la evangelización de los nativos a cualquier otra materia, nativos a quienes consideraba hermanos cristianos, dejando a un lado las excepciones salvajes que efectivamente se pudieran dar y de las que de ninguna manera fue culpable España como unidad.
Pero las “Leyes de Burgos” no fueron unas leyes aisladas en lo referente al trato a los indígenas, y treinta años más tarde (1542), España emitía las “Leyes Nuevas” (o Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por Su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios), en las que entre otras cosas se regulaba aún más en detalle el trato a los nativos, proclamando de nuevo su libertad y suprimiendo igualmente las encomiendas. Eran normas emitidas por los propios españoles y que restaban derechos a los pobladores españoles en beneficio de los indígenas, algo inédito en aquel momento y digno de asombrosa admiración…En esas “Leyes Nuevas”, el Emperador Carlos V mandó constituir una comisión que determinara la limitación de los derechos de los españoles en sus encomiendas y el sistema y forma en que se llevaban a cabo las Conquistas (no podían violarse los derechos indígenas en ese proceso). En dichas leyes, también se regulaban los tributos que los indígenas debían aportar al Estado, como súbditos del Rey que eran y no como esclavos.
En resumen, en lo relativo al trato a los indígenas, las “Leyes Nuevas” aportaban lo siguiente:
- Sobre la esclavitud:
* Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios
* Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna.
* Que los esclavos existentes fueran puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a mantenerlos en ese estado.
* Que se acabara la mala costumbre de hacer que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia voluntad y con la debida retribución.
* Que no fueran llevados a regiones remotas con el pretexto de la pesca de perlas.
* Se dictó orden a la armada española para la persecución y castigo de las naves esclavistas inglesas, holandesas y portuguesas que infectaban el caribe con destino a las colonias anglosajonas y a Brasil.
- Sobre las encomiendas:
* Que los oficiales reales, del virrey para abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
* Que el repartimiento dado a los primeros Conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio.
Y es que, como decía el historiador e hispanista estadounidense Lewis Hanke, uno de los mayores expertos sobre Hispanoamérica: “Ninguna nación europea se responsabilizó de su deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España”. Y no solo cuidamos más que ningún otro país nuestra relación con aquellos nuevos compatriotas, sino que el nacimiento del Imperio Español en América supuso, de facto, en inicio de uno de los periodos más prósperos de la historia universal. Un periodo en el cual la ciudad de México llegó a convertirse en la urbe más grande y rica del planeta, o en el que cuando llegaron las independencias, España había creado un legado que convertía a Hispanoamérica en la región más próspera del planeta, con un nivel de vida y una economía incluso superiores a las de la Europa de entonces y con unas ciudades (como Lima, Santa Fe de Bogotá o México), mucho más importantes que Londres, París o la Roma de aquel momento…Y fuimos quizá tan respetuosos y precavidos, que podemos afirmar que los problemas reales de las independencias americanas no fueron causados por España, sino por los trágicos y mal llamados “libertadores”, que en nombre de una falsa igualdad arrebataron a los indios sus derechos y sus tierras comunales, amparadas por las leyes y los derechos que los españoles habíamos decretado siglos antes.
Nuestra labor en América no tuvo absolutamente nada que ver con genocidios o esclavitudes, y sin embargo sí mucho que ver con el florecimiento en América de una nueva cultura que venía a cambiar para mejor la que nos encontramos al llegar. Descubrimos sociedades tecnológica y humanamente 3000 años atrasadas, generalmente inconexas entre ellas, que en su práctica totalidad practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos, y a las cuales situamos a la cabeza del mundo en pocos siglos. Y es España la responsable de haber trasladado a América el urbanismo, el derecho, las economías estructuradas, la agricultura, las universidades, las catedrales, las técnicas arquitectónicas, la influencia del Renacimiento, la imprenta, la rueda, la escritura, la música o la fe, entre otras infinitas cosas. Fundamos 23 universidades en América que daban educación a casi200.000 alumnos de todas las clases sociales y razas (Portugal no fundó ninguna en Brasildurante su periodo colonial, mientras que la Inglaterra colonial de entonces, por ejemplo, hasta ese momento se había preocupado más bien poco por educar a sus indígenas), y a través de la península, hacíamos llegar a América todas las corrientes intelectuales y las artes que la grandiosa España de entonces absorbía.
CAPITULO XII del testamento de ISABEL LA CATOLICA: «Por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las islas e tierra firme del mar Océano, descubiertas e por descubrir, nuestra principal intención fue, al tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro sexto de buena memoria, que nos hizo la dicha concesión, de procurar inducir e traer los pueblos de ellas e los convertir a nuestra Santa Fe católica, e enviar a las dichas islas e tierra firme del mar Océano perlados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas en la Fe católica, e les enseñar e doctrinar buenas costumbres e poner en elfo la diligencia debida, según como más largamente en las Letras de la dicha concesión se contiene, por ende suplico al Rey, mi Señor, muy afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que así lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vecinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han recibido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concesión nos es infundido y mandado».
¿Qué se cometieron atrocidades e injusticias? Sin duda, sí. ¿Qué hubo quienes utilizaron su poder personal para esclavizar a veces a los indígenas? También. Pero el 95% de las muertes acaecidas por aquel tiempo en América no son producto de las armas españolas, sino de los virus y enfermedades (como la gripe, la viruela, la escarlatina o el sarampión), que inevitablemente se transmitieron de España a América y de América a España entre dos mundos que hasta ese momento habían estado permanentemente aislados entre sí.
Por todo ello, creo que es deber de toda la comunidad Hispanoamericana conocer estos hechos, para no dejarnos seguir engañando por la leyenda negra creada por el mundo anglosajón y por quienes encabezaron las distintas independencias e hicieron creer a algunos que la bellísima historia común que tenemos no fue sino una vulgar y cruel escabechina. Con un poco de rigor histórico y cultura, descubrimos que lejos de ser aquello que esos dicen, la historia de España en América es uno de los periodos más hermosos y prósperos de la historia universal, porque España no fue a América para irse sino para quedarse, para construir y para fusionarse. Y fruto de ese aporte y de esa fusión son sus ciudades y sus gentes de hoy, que son el mejor ejemplo vivo de aquella gesta sin igual que hermanó para siempre a una comunidad de naciones que hoy engloba a 450 millones de personas.
FUENTE: “Guía políticamente incorrecta de la civilización occidental”, adaptación española basada en: The Politically Incorrect Guide to Western Civilization. Anthony Esolen y José Javier Esparza Torres. Ciudadela Libros.
© http://laorejadejenkins.es/

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=4312

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12.10.15
Puto 12 de octubre
Un año después: He subido una segunda parte o complemento o seguimiento de esta entrada en el canal de YouTube "El rey va desnudo":


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Usted no se lo imagina, pero esto de tener nacionalidad mexicana y española, con abuelos por igual celtas que zapotecas, alcanza su punto más fastidioso el 12 de octubre.

En este día, aniversario de aquél en el que ocurrió un acontecimiento histórico bastante reseñable (la expedición de Cristóbal Colón llegó a unas tierras desconocidas para Europa y puso en contacto a dos continentes que ignoraban todo el uno del otro), grandes grupos de personas sufren la peligrosa alucinación de que estamos en 1492 y los últimos quinientos veintitantos años no han ocurrido.

Por ejemplo, el excelentísimo señor don JM_Kichi, alcalde de Cádiz por carambola, nos regala la siguiente profunda reflexión:



Y uno se siente tentado a preguntar: ¿Por qué hiciste eso, Kichitín, Kichillo? ¿Cómo es que masacraste y sometiste a un continente? Eso no se hace, chaval, que vamos, que hace quinientos años cuando no había ni derechos humanos ni Ilustración ni democracia ni nada de eso, pues era lo común, pero joder, que tú vengas con tus amigotes en pleno siglo XXI a masacrar y someter en nombre de "Dios" como que aparte de poco decoroso es muy fuera de época. Por más que seas cofrade y te guste inclinarte ante señores con vestido.

Kichi malo... masacra y somete, y además el muy burro no descubre nada...

Pero no, espera... ¿el Kichi y los 46 y medio millones de españoles que pululan hoy, 2015, siglo XXI, por el mundo fueron los que masacraron y sometieron? Pues igual no. Igual el uso de la primera persona del plural es una tontería de doble cañón y calibre 12, propia de un activista que no ha estudiado historia ni siquiera para disimular...

Me imagino al Kichi, tan católico él, llegando al aeropuerto de Fiumicino en Roma, dirigirse al primer italiano que viera, con su chapita y su sonrisa, indicándole al turistaje dónde se toman los autobuses y soltarle un mamporro al grito de: "¡Ustedes mataron cristianos en el Coliseo, hijos de..!" (que, por cierto, como me explicó mi compadre Paolo Cingolani en Roma, a los cristianos los masacraban en otro lado, pero no precisamente en el Coliseo, mitos hollywoodenses que la izquierda reaccionaria asume como verdades, ay).

O bien el Kichi podría desembarcar un día del ferry Santander-Southampton, encararse con el primer súbdito de Isabel II que se le ponga a tiro y patearle una espinilla explicando: "Toma, por hacernos la putada en Trafalgar".

Por supuesto, el peninsular de la primera escena y el insular de la segunda, se quedarían azorados e, independientemente de que le sacaran a pasear alguna muela al señor alcalde, quizá se darían tiempo para explicar que ellos ni habían nacido en tiempos del imperio romano o del almirante Nelson y le recomendarían a Su Señoría que fuera de regreso a la escuela a estudiar historia.

España, la España de hoy, no conquistó América. Ni para orgullo de una derechona impresentable ni para vergüenza de una izquierda que tanto monta.

Peor aún, los españoles de hoy, en su vasta mayoría, no descienden de los españoles que conquistaron América. Los descendientes de los bárbaros enlatados que masacraron a las culturas indígenas (por el oro, por cierto, Kichi, no por Dios ni boberías semejantes, que la religión es un arma, no un fin, cosa que sabrías si dejaras que los hechos y datos contaminaran tu prístina simpleza) venimos siendo nosotros... los que nacimos en México, en Guatemala, en Chile, en Uruguay... condimentados con generosas migraciones italianas, alemanas, británicas, francesas, chinas, japonesas y un largo etcétera.

Somos los descendientes de los indígenas que, en un neolítico bárbaro, cometían sacrificios humanos horribles y de los españoles que, en un renacimiento que se saltaron por si quemaba, cometían los horrores de la Inquisición. Afortunadamente, y crean lo que crean los kichis en su desorientación, eso no se hereda, no está en los genes. No nos hace a nosotros ni conquistadores ibéricos ni conquistados americanos... ¡menos va a convertir al Kichi en Diego de Ordaz con gafas!

Los españoles de hoy, incluido nuestro heroico edil carnavalero, descienden mayormente de los que se quedaron en España y tienen tanto que ver con el asunto de la conquista y posterior explotación de América como un criador de palomas de Brighton con la flota de Nelson.

Los indígenas que hoy son víctimas del racismo institucionalizado de la derecha latinoamericana que los desprecia y del racismo paternalista de la izquierda reaccionaria latinoamericana que los quiere salvar para que sean indios para siempre, sueño de buenos urbanitas arrogantes, no son víctimas de los españoles de hoy, ni de los de hace medio milenio, sino de los latinoamericanos de hoy. Y por supuesto no son "indígenas", la vasta mayoría de quienes viven en culturas herederas de las indígenas son mestizos. El 95% de los mexicanos, por ejemplo, somos mestizos. Como lo es el 100% de los españoles, ya que empezaron antes, que lo diga mi abuelo Fernando, a ser destino de griegos, árabes, romanos, cartagineses y en general todo dios.

Don Kichi pone una foto de una presunta indígena, una mujer mbiyá de la cultura guaraní, mestiza de la región fronteriza de Argentina y Paraguay, porque "le suena a india" y eso le basta. Se ve pobre y es morena, ¿no? (Por cierto, Kichi, al menos dale crédito a Marco Vernaschi, fotógrafo argentino autor de ésa y otras muchas cojonudas fotos de su altamente mestiza Argentina, como lo revela su propio apellido, que una persona perspicaz vería que es italiano.)

Don Kichi se equivoca. Si quiere indignarse por la tragedia de los indígenas americanos hoy (los que viven en culturas herederas de las indígenas, tengan o no ojos azules o tez clara), que luche para que tengan escuelas, electricidad, ordenadores, agua corriente, agua de riego, semilla mejorada, industrias, bicicletas, libros, atención médica, reproductores mp3, lavadoras de ropa (y ropa qué lavar en ellas) y mejores casas... aunque sea menos guay que rasgarse la camisa (porque siempre tiene otra en el armario, muchos indígenas no) por lo que pasó hace quinientos veintitantos años con otras personas en otras circunstancias y que ni siquiera sirve de lección cuando la ignorancia se viste de salvamundos. Y menos si lo que se le ocurre es defender la presunta "resistencia indígena" (generalmente orquestada por cretinos de ciudad que quieren folklore a costa de mantener a los indígenas para siempre en el siglo XVI, por cierto).

¿Me entiende usted lo jodido que es esto de ser mexicano y español el puto 12 de octubre?

Felicidades a todos, que aunque les joda, somos producto de los acontecimientos históricos que nos precedieron, agradables o desagradables.

A ver si alguno nos viene a visitar en el siglo XXI.

Publicadas por MJS a la/s 17:45

http://noqueimporte.blogspot.com.es/2015/10/puto-12-de-octubre.html


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