viernes, enero 23, 2015

Kilimanjaro, Karl Egloff bate el record de Kilian Jornet


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llega a casa sin càmaras de repuesto
aislar el pinchazo con un nudo o con dos. En caso de que ninguna de estas dos opciones funcione, habrá una tercera solución de emergencia. Echa un ojo al vídeo porque merece la pena. A continuación te explicamos paso a paso la solución para poder llegar a casa tras un pinchazo.

1.- Sitúate tu y tu bicicleta en lugar seguro alejado de la carretera y del tráfico, donde nadie pueda atropellarte.

2.- Saca la rueda pinchada y sácale la cámara. Comprueba con tus dedos que en el interior de la cubierta no hay ningún resto de cristal, clavo o pincho.

3.- A continuación deberás coger la cámara con el objetivo de encontrar el pinchazo. Para ello deberás inflarla ligeramente y deberás buscar dónde está el pinchazo, escuchando el aire saliendo por el orificio.

4.- Una vez identificado el pinchazo, deberás poner uno de tus dedos sobre el orificio, para no perder el lugar donde se encuentra y a continuación aislar el lugar haciendo un nudo en la cámara tal y como se demuestra en el vídeo.

5.- En el próxima paso deberás inflar ligeramente la cámara para comprobar que el pinchazo estás correctamente aislado. Si esa así podrás instalar la cámara en la rueda.

6.- Una vez instalada la cámara no deberás inflarla con la misma presión que si la cámara estuviese en buen estado, de lo que se trata es de llegar a casa. Llegará con la rueda se infle con una presión de 60 PSI o 4,1 bares.

En caso de que un único nudo no sea suficiente para aislar el pinchazo deberás acudir al segundo método: el doble nudo.

1.- Deberás cortar la cámara exactamente en el lugar dónde has sufrido el pinchazo. Si no tines ninguna herramienta para cortarla, lo podrás hacer con el plato grande de la bicicleta (tal y como se muestra en el vídeo)

2.- Ahora deberás hacer un nudo en cada uno de los extremos de la cámara pero de forma que haya espacio suficiente para que quepa un dedo entre el nudo y el final de la cámara.

3.- Una vez hechos los dos nudos deberás inflar ligeramente la cámara para comprobar que el pinchazo estás correctamente aislado. Si esa así podrás instalar la cámara en la rueda.

4.- Una vez instalada la cámara no deberás inflarla con la misma presión que si la cámara estuviese en buen estado, de lo que se trata es de llegar a casa. Llegará con la rueda se infle con una presión de 60 PSI o 4,1 bares.

¿Pero qué ocurre si ninguna de las opciones funciona? Podrás utilizar hierba que deberás poner en la rueda (tal y como puedes ver en el vídeoi)para evitar o minimizar el daño de la llanta al contactar con la carretera.

Independientemente de la opción escogida, es muy importante que en el trayecto hacia tu destino, tengas muchísimo cuidado rodando en la bicicleta. Recuerda la seguridad es lo más importante.
http://triatlonsindrafting.com/2015/01/19/ciclismo-sabes-como-llegar-a-casa-tras-un-pinchazo-para-el-que-no-tienes-camara-de-recambio-ni-parches/

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El ecuatoriano Karl Egloff rompió el récord del Kilimanjaro casi sin haberse entrenado
By Alberto Luna

Updated: January 21, 2015

Para quienes no lo sabían, Karl no se preparó adecuadamente para esta hazaña. Han pasado ya cinco meses del récord en speed climbing que el ecuatoriano Karl Egloff consiguió en una de las montañas más famosas del mundo, el Kilimanjaro. Desde entonces, miles de personas han seguido sus pasos, se han convertido en sus admiradores, pero casi nadie conocía la verdad detrás de este logro. Próximo Reto tuvo la oportunidad de hacerlo y comparte esta historia que a muchos dejará sorprendidos.

Lo primero que hay que saber sobre Karl es que fue un futbolista y un ciclista profesional antes de incursionar en el mundo del speed climbing y del running. Al fútbol lo había dejado hace varios años, pero seguía en el ciclismo cuando le llegó la posibilidad de romper el récord en el Kilimanjaro.

Pese a que le iba bastante bien en el ciclismo (llegó a competir en dos Mundiales), Karl también era un guía de montaña, profesión heredada de su padre, que le servía para sustentarse. “Por coincidencias de la vida”, como él lo define, recibió una oferta de trabajo de una de las agencias de turismo de montaña más importantes de Suiza. Así surgió el lazo para ir al Kilimanjaro.

Resulta que iba a la montaña africana como guía, pero en las noches se escapaba, mientras los turistas dormían, para entrenar y no descuidar su estado físico para el ciclismo. Los lugareños se quedaron sorprendidos con su rendimiento. “¡Eres un salvaje!”, cuenta que le decían. “Yo me pegaba una media maratón de 21 kilómetros a 4.000 metros de altura, regresaba y comía con ellos”. Nunca habían visto a alguien correr de esa forma, a esa altura.

“La verdad yo no sabía que tenía esa capacidad”, recuerda Karl, aún atónito por como se dieron las cosas. El momento decisivo fue cuando se escapó un día antes de subir a la cumbre con los turistas y se demoró exactamente 1 hora y 57 minutos, en un trayecto que a las personas comunes les toma casi 12 horas (Kibo Hut 4.700- Gilmons Poing 5.750- Uhuru Peak 5.895).

“Cuando bajé, los lugareños me dijeron: Karl, lo que tú acabas de hacer es un récord mundial. Les dije: no sé la verdad, ¿nadie ha intentado hacerlo antes? , me respondieron que jamás alguien había corrido de semejante forma”.

Su jefe, desde Suiza, se enteró de esto y le propuso financiar el proyecto para que rompa el récord que, por entonces, ostentaba el español Kilian Jornet.

“Ese rato solo tenía a la bici en mi cabeza. No me importaba la montaña. De hecho, yo hice en enero, febrero y marzo la pretemporada de ciclismo y el intento era en agosto”.

Como no sabía exactamente en qué consistía el récord ni quién lo había logrado, se puso a investigar en google. “Descubrí que Kilian era un 6 veces campeón mundial, que desde los 8 años ya era un súper talento, que era un atleta muy bien auspiciado por marcas gigantecas, que era un ícono en ese tipo de retos … O sea una eminencia. Me dije: ¿en qué te metiste?. Vas a hacer el papelón de la vida”.

Él confiesa que, después de enterarse de eso, fue al Kilimanjaro en busqueda del mejor tiempo ecuatoriano, pero nunca pensó que le iba a ir tan bien.

Su verdadera preparación empezó recién un mes y medio antes del intento de récord. Permaneció en el Kilimanjaro, ese tiempo, para adaptarse al lugar. Fue su mejor decisión. Estuvo lejos del celular, del internet, del tráfico, de los problemas de la oficina y de todas esas cosas que se dan en la vida citadina.

Si bien Karl nunca había participado en retos de speed climbing, las montañas no eran algo nuevo para él. Desde los 15 años fue guía porque su padre se dedicaba a eso. “Mi formación como montañista llegó a ser parte de mi ADN. Toda la vida subía montañas”.

Dos semanas antes del récord, hizo una prueba en la que cometió varios errores. Eso le sirvió bastante para planificar cada detalle del trayecto.”Calculé todo a la perfección, a qué altura deben estar las personas para darme las provisiones como los chocolates, energizantes, agua, etc. Organicé todo en la montaña y el día del récord, como nunca en mi vida, me salió todo favorablemente”.

Otra de las claves para su éxito fue leer la autobiografía de Jornet. Así supo en qué se había equivocado él.

Fue un 13 de agosto del 2014, a las 7 de la mañana, cuando Karl salió por un récord que le cambiaría su vida. “Cuando empecé a correr, me sentí más libre que nunca, me sentí tan libre que por primera vez encontré mi verdadero deporte”.

Karl no contó con todo el equipo de profesionales que tuvo Jornet a su disposición. El español no necesitó una mochila porque siempre tuvo a alguien al lado para ayudarle en cualquier cosa que necesitara. Karl, en cambio, recorrió solo los casi 4.700 kilómetros de trayecto (la salida empezaba desde los 1.200 metros y la cumbre alcanzaba los 5.895 metros sobre el nivel del mar). En su mochila llevaba raciones de comida, un impermeable, un par de guantes y hasta una cámara Go Pro para autofilmarse.

Lejos de quejarse por eso, Karl asegura que aprendió a superar esos obstáculos. Total, desde su adolescencia, cuando soñaba en convertirse en un gran futbolista, tuvo que acostumbrarse a enfrentar ese tipo de barreras.

Sea como sea, Karl llegó al último campamento (4.700 metros) con un tiempo similar al de Jornet, ahí fue cuando empezó a creer que podía batir el récord. Fue cerca de la cumbre cuando el ecuatoriano logró una importante diferencia.

“Leí que Kilian tuvo un terrible bajón a los 5.000 metros, que sintió que no podía coordinar sus piernas. Me di cuenta que eso era por falta de alimentación y de hidratación. Entonces yo, en el último campamento, paré y comí todo lo que pude, ósea me pegué un litro de jugo y una barra de chocolate negro. Descansé unos 5 minutos y luego subí hecho un conejo”.

En ese último tramo del ascenso, Karl consiguió sacarle notables minutos al español por cada 100 metros de desnivel sobre los 5.000 metros de altura. En la cumbre llegaron a ser unos 30 minutos de ventaja.

El récord estaba cerca, pero todavía faltaba el descenso, que era lo más fácil aunque Jornet era un especialista en las bajadas.

El ecuatoriano también le ganó en ese tramo. “Fue porque hice algo súper inteligente, estar siempre consciente de mi hidratación y, sobre todo, de mis pulsaciones. Corría con 163 de pulsaciones, que es mi 85%. Sabía que si subía a 170 tenía que bajar y si bajaba a 140 lo subía inmediatamente. Así no dejaba que mi cuerpo se contanime con ácido láctico”.

El resto fue controlar sus emociones. Karl cuenta que trataba de pensar en otras cosas distintas al récord que estaba consiguiendo porque “las emociones hacen que cometas errores, graves errores”. Fue un arduo proceso mental del que salió airoso.

Así fue como después de 6 horas y 42 minutos de esfuerzo, sacrificio y tenacidad, Karl Egloff consiguió una marca que ni él mismo pensó, al principio, que iba a lograrla. En la meta se desplomó, pero pudo superar en 32 minutos el récord de Jornet (7 horas y 14 minutos).

Los registros de Karl fueron de 4 horas y 56 minutos, en el ascenso, y 1 hora con 46 minutos, en el descenso. Fue una hazaña por donde se lo quiera ver, que Karl volverá a intentar en el Aconcagua (6.962 metros), la montaña más alta de Sudamérica, ante el mismo rival, Kilian Jornet.

Esta vez, Karl irá más preparado, pero también se enfrentará a un Kilian más experimentado. Seguramente será una historia tan interesante de contar como la del Kilimanjaro, que Próximo Reto te la traerá junto a otros 3 especiales imperdibles sobre la vida de Karl. Todavía hay mucha tela por cortar.



(Todo sobre Running Ecuador, Quito y Guayaquil)

http://proximoreto.com/el-ecuatoriano-karl-egloff-rompio-el-record-del-kilimanjaro-casi-sin-haberse-entrenado/

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