domingo, octubre 30, 2011

La gasolina crecerá en los árboles


investigación
La gasolina crecerá en los árboles

30.10.11 - 02:27 -
ANTONIO PANIAGUA | MADRID


Las promesas de la biotecnología abrirán las puertas de una nueva revolución industrial
Los hallazgos de esta disciplina se traducirán en mejoras en el campo de la alimentación, la medicina y el medio ambiente


Gatos fluorescentes para combatir el Sida

Un hallazgo tan llamativo como insospechado es el de los felinos luminiscentes. Investigadores de la Clínica Mayo han conseguido crear gatos que emiten fluorescencia verde y que por añadidura están dotados de la capacidad de proteger del 'sida felino' a su progenie. Mediante el empleo de una técnica genética conocida como transgénesis lentiviral, los científicos insertaron un gen de los macacos que bloquea el virus de la inmunodeficiencia felina (VIF), muy similar al causante del sida. Junto a este gen se introdujo otro, el de la proteína verde fluorescente, extraído de las medusas. De esta manera, se obtuvieron gatos que, bajo los rayos ultravioleta, adquirían un color verdoso, lo cual era indicador de que poseían el gen resistente a la inmunodeficiencia.



Palmeras que dan gasolina, gatos fluorescentes aptos para combatir el sida, tocino exento de colesterol. No son ocurrencias chistosas ni fabulaciones de una mente alucinada, sino promesas de la biotecnología, una disciplina que, según algunos expertos, abrirá las puertas de una revolución industrial.
La biotecnología, aparte de prometer soluciones terapéuticas a un sinfín de enfermedades, es un negocio rentable. Prueba de ello es que, según la patronal Asebio, que agrupa a las empresas del sector, la cifra de negocios de las compañías españolas alcanzó los 53.152 millones de euros en 2009, el último año del que se disponen datos. Ello representa un incremento del 70% con respecto al año precedente.
Los avances de la biotecnología se traducirán en una mejora de la producción de alimentos, materias primas y biocombustibles. El campo de aplicación de esta ciencia es vastísimo. No en vano permite el perfeccionamiento genético de plantas, animales, insectos y microorganismos. En la carrera por multiplicar los alimentos, veremos no solo una selección de razas de animales productores de carne y leche de mayor calidad y cantidad, sino también productos lácteos más aptos al consumo humano, e incluso -ya se ha experimentado en este campo- con las propiedades de la leche materna humana.
En lo tocante al medioambiente, las aplicaciones de la biotecnología son prometedoras. Los científicos ya se afanan en la búsqueda de bacterias que aceleren la desintegración química de los hidrocarburos, algo que sería muy útil para contrarrestar los efectos devastadores de las manchas de petróleo en el mar.
Similares avances se atisban en el campo de la energía. Desde su creación en 2006, la compañía PetroAlgae, con sede en Florida, está empeñada en conseguir combustibles a partir de algas. Para ello desarrolla cultivos de estas plantas y otros organismos fotosintéticos, como diatomeas, plantas angiospermas y cianobacterias, de los que se obtiene un aceite con una estructura similar a la de los carburantes habituales. No es una quimera, la mayor petrolera de Estados Unidos, Exxon Mobile, va a invertir 600 millones de dólares con el fin de conseguir biocombustibles, para lo cual ha contratado los servicios del científico Craig Venter, el padre del proyecto Genoma Humano, quien espera cumplir con el encargo en un plazo de seis años.
Violines con hongos
No menos ambicioso es el propósito de la multinacional malasia Genting de afinar en la producción de aceite en sus plantaciones de palmeras para alumbrar lo que se ha dado en llamar el 'árbol de la gasolina'.
Hasta el campo de la música es susceptible de acogerse a los beneficios de la biología sintética. La madera de un violín tratada con hongos puede sonar mejor que un Stradivarius. En la ciudad alemana de Osnabruck se llevó a cabo un curioso experimento. Un músico afamado, el violinista Matthew Trusler, tocó, protegido por una cortina, cuatro instrumentos. Dos de ellos habían sido manufacturados por el maestro suizo Michael Rhonreimer, mientras que otros dos llevaban el sello del Laboratorio de Investigación y Prueba de Materiales (Empa), que los había sometido a un tratamiento con hongos. Para asombro del propio Trusler, tanto el público que le escuchó como un jurado de expertos eligieron los violines 'biotecnológicos'. Gracias al trabajo de los hongos, se había conferido a la madera de los instrumentos nuevas propiedades que la hacían homogénea y densa, lo que a su vez producía un sonido "cálido y redondo", en palabras del responsable científico del proyecto, Francis Schwarze.
La aspiración de cualquier tragaldabas, comer grasas sin que aumente el colesterol, puede hacerse realidad en virtud de la tecnología de los alimentos. Mediante la manipulación genética se ha alumbrado en la Universidad de Pittsburgh un 'bacon saludable'.
La técnica consiste en modificar un gen que hace que los ácidos omega 6 -que los cerdos suelen tener- se transformen en ácidos grasos omega 3, una grasa saludable presente en el pescado azul y las nueces, por ejemplo. Las propiedades terapéuticas del omega 3 son numerosas, y van desde un mejor rendimiento de las neuronas hasta el aporte de beneficios saludables para el corazón.
Aunque abundan los detractores de los alimentos transgénicos, lo cierto es que la biotecnología aplicada a los alimentos hace factible que en los estantes de las fruterías pueda haber verduras resistentes a plagas o tomates que se pudren con mayor lentitud que los normales. Otros hijos de la biotecnología son las semillas de arroz enriquecidas con vitaminas o variedades de trigo que subsisten mejor a periodos de sequía. ¿Cuál son los peligros? Los hay económicos, como que la patentes de alimentos queden en pocas manos, por ejemplo de la multinacional Monsanto, y médicos, como que las mutaciones genéticas den lugar a enfermedades desconocidas.
Las aplicaciones de la biotecnología son inimaginables. Hasta ahora nadie había reparado en que las alfombras y moquetas industriales son pesadas, poco ecológicas y exigen un oneroso gasto de energía. Así era hasta que investigadores de Universidad Politécnica de Cataluña se percataron de ello y crearon un tejido biodegradable, y sustituyeron el látex por un adhesivo elaborado con compuestos naturales, como la lignina, que puede ser utilizado como abono para plantas.


http://www.larioja.com/rc/20111030/sociedad/gasolina-crecera-arboles-201110300220.html

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