viernes, febrero 25, 2011

siguen las prohibiciones, todos a cien( to 10 )









para 'ahorrar gasolina' POR LA CRISIS ÁRABE
Medidas desesperadas: el Gobierno prohíbe circular a más de 110 km/h
Pese a la histórica reducción, Rubalcaba afirma que el suministro no está en riesgo. El franquismo implantó los límites para hacer frente a la crisis del 73.



2011-02-25
Libertad Digital

El Gobierno ha aprobado este viernes un plan de ahorro energético para tratar de contrarrestar el brusco encarecimiento del petróleo, a raíz de la crisis árabe. El plan incluye tres medidas básicas que entrarán en vigor a partir del próximo 7 de marzo.

En primer lugar, el Gobierno ha reducido el límite máximo de velocidad en las autovías en España de 120 kilómetros hora a 110. Dijo Rubalcaba que habrá que cambiar de "manera urgente" las señales de tráfico -se hará mediante pegatinas- así como las multas. La medida sólo estará vigente mientras dure la inestabilidad en la zona, según Rubalcaba. También ha anunciado campañas de sensibilización.

El ministro de Interior también ha anunciado una reducción del 5% en el precio de los billetes de Renfe para sus trenes de cercanías y media distancia, excluyendo larga distancia y AVE. Y todo ello, bajo la excusa de fomentar el transporte público.

La tercera consiste en incrementar el porcentaje de biodiésel hasta el 7%, desde el 5,8% actual, en cada litro de gasoil -ésta última tendrá probablemente carácter permanente-. Todo ello con el fin de reducir la factura energética. En este sentido, Rubalcaba ha señalado que cuando el barril de petróleo sube 10 dólares el coste energético español se encarece en 6.000 millones de euros.

No sabe hasta cuándo durará

Aunque se trata de, según prometió, medidas transitorias -al menos la que hace referencia al límite de velocidad- también señaló de entrada que no sabe cuándo se retirarán. "No podemos decir cuando se va a quitar porque no sabemos cuánto va a durar la situación de emergencia en materia de petróleo". Y todo ello pese a que, según el propio vicepresidente, "no hay riesgo de suministro".

La medida también pretende privilegiar el uso del transporte público por encima del privado. De si se cumplen las previsiones del Gobierno al respecto también dependerá la duración de la medida. Ésta y las otras serán aprobadas en el marco de un paquete con las Administraciones Públicas y Comunidades Autónomas a lo largo de la siguiente semana, dijo Rubalcaba.

El Gobierno también anunció que "intensificará el seguimiento de precios para garantizar estrictamente las normas de la competencia". Anunció, de hecho, que estarán "especialmente vigilantes" en materia de precios. "Vamos a crear un grupo de trabajo con empresas, lo liderara Economía, para seguir la evolución del mundo de la energía y los precios del petróleo y la distribución de gas mientras dure la crisis", enunció el vicepresidente.

Rubalcaba, que en un momento dado, aseguró haber "tenido que improvisar mientras venia para acá" y que llegó "poco preparado" –lo que le sirvió para esquivar alguna que otra pregunta-, indicó que pese a la imposición de estas medidas aún "no hay riesgo de suministro", y que el Gobieno tampoco lo prevé. Pese a ello, insistió en escudarse en ello a la hora de justificar las medidas.

"Podemos estar tranquilos en el suministro gas y petróleo, pero es evidente que tenemos una factura energética abultada" que afecta "al conjunto del país, y hemos tenido que tomar medidas para reducir la factura energética derivada de la crisis vivida en el norte de África, en Libia pero no solamente Libia"

http://www.libertaddigital.com/economia/el-gobierno-reduce-el-limite-maximo-de-velocidad-a-110-kilometros-hora-1276415532/
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2011-02-25
26-II-2011
Los disparates del Gobierno los pagamos todos
EDITORIAL
Este paquete de medidas restrictivas no conseguirá en absoluto solucionar el problema energético de fondo, pero sí supondrá una inadmisible restricción de nuestras libertades y un intenso retroceso en nuestra calidad de vida.
A estas alturas a nadie le sorprenderá que las chapuzas del Gobierno las acabemos pagando todos los españoles. Así ha sido desde 2004 y así seguirá siendo hasta, con suerte, 2012. En este caso, la última ocurrencia socialista consiste en obligarnos a todos los españoles a ahorrar forzosamente energía reduciendo la velocidad de circulación por autovía. A saber: el Ejecutivo más manirroto de la historia, el Gabinete que más ha hecho por subvencionar y promocionar energías ineficientes y carísimas como las renovables, nos exige ahora a todos los españoles que modifiquemos nuestro modo de vida y que seamos austeros en el consumo de energía porque ésta ha subido mucho de precio.

Huelga decir que se trata, en primer lugar, de un claro ataque a nuestras libertades. Pues no deberíamos olvidar que en economía todos los recursos son escasos: ese no es el problema. La cuestión reside en tomar decisiones a partir de esa escasez: en este caso, de lo que se trata es de que cada uno elija entre ahorrarse una cierta cantidad de dinero y llegar más tarde a su destino o pagar un sobreprecio –muy moderado, dicho sea de paso– y disfrutar de más tiempo con su familia o amigos. Es decir, entre apretar con mayor o menor intensidad el acelerador.

El Gobierno, sin embargo, ha elegido de nuevo por todos. No hay discrepancia ni diversidad posible. Está en el ADN socialista: de la demagogia del prohibido prohibir hemos pasado a prohibirlo todo. Tal es el grado de poder con el que cuentan nuestros políticos: al vicepresidente del Gobierno se le ocurre por los pasillos convertirnos en el país más lento de la Unión Europea, y acto seguido tenemos aprobado un decreto que contiene sus caprichos. Si democracia es separación y, sobre todo, limitación de poderes, desde luego en este país no gozamos de unas instituciones democráticas de muy elevada calidad.

La tragedia es que, como en tantas otras ocasiones, este paquete de medidas restrictivas no conseguirá en absoluto solucionar el problema energético de fondo –problema que en gran medida es responsabilidad directa del Ejecutivo– e incluso es muy probable que llegue a agravarlo. Pero, sin duda alguna, su aprobación sí supondrá una inadmisible restricción de nuestras libertades y un intenso retroceso en nuestra calidad de vida. Dicen que la izquierda es progreso; en España ya deberíamos haber aprendido sobradamente la lección de qué entienden nuestros socialistas de todos los partidos por progreso.

http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/los-disparates-del-gobierno-los-pagamos-todos-58561/

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NO SE CAMBIARÁN LAS SEÑALES
El Gobierno gastará 250.000 euros en colocar 6.000 pegatinas
Fomento colocará adhesivos sobre las señales de tráfico y las retirará cuando se regreso a la velocidad máxima de 120 km/h.

* Cursos especializados y programas de formación

2011-02-25
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J. Arias Borque

El vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció este viernes la última medida del Ejecutivo para combatir el auge de los precios de los carburantes debido a la crisis que sacude a algunos de sus países productores, como es el caso de Libia.

De este modo, a partir del próximo 7 de marzo la velocidad máxima en todas las autopistas y autovías del país se reducirá desde los 120 kilómetros actuales a 110 kilómetros por hora. Muy lejos de los 140 kilómetros por hora que algunas asociaciones reivindican como la velocidad máxima que debería establecerse.

Según datos del ministerio de Fomento, habrá que cambiar el límite de velocidad que marcan unas 6.000 señales de circulación que se encuentran en la Red de Carreteras del Estado. Para ello, no se sustituirán las señales, sino que se colocarán unos adhesivos que podrán ser retirados cuando el limite de velocidad vuelva a los 120 kilómetros/hora. El coste de la operación, según datos facilitados por el departamento que dirige José Blanco a Libertad Digital, sería de 250.000 euros.

Para recordar la medida del cambio de velocidad, también se utilizarán los paneles de las autopistas y autovías. Así lo anunció la Directora de Tráfico del Gobierno vasco, una de las comunidades autonómicas con las transferencias de Tráfico transferidas. Asimismo, Amparo López Antelo pidió a los conductores su colaboración para poder llevar adelante las nuevas medidas de regulación y ha recordado que la velocidad a la que se logra el mayor nivel de ahorro energético en las vías principales es de 90 kilómetros/hora.
http://www.libertaddigital.com/economia/el-gobierno-gastara-250000-euros-en-colocar-6000-pegatinas-1276415553/

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La velocidad y el tocino
Por Jorge Alcalde

Ha salido el número de la lotería, los bombos han dejado de girar y se han decantado por el 110. ¡Ha salido el 110, señores! Sí, 110 kilómetros a la hora será la velocidad máxima permitida en las autopistas y autovías españolas a partir del 7 de marzo, cuando entre en vigor la nueva normativa de tráfico. Ni 111 ni 109: exactamente un uno, otro uno y un cero, que cantó Rubalcaba cual niño de San Idelfonso, con nuestra estrategia energética entre sus deditos inocentes.

Es, dicen, la velocidad óptima para reducir el consumo de combustible hasta un 15 por 100. Ni un kilómetro más, ni un kilómetro menos. ¿Será verdad?

Vivimos francamente obsesionados con lo óptimo. Sabemos que necesitamos que nuestros Estados garanticen ciertos niveles de seguridad, pero tememos que éstos sean tan elevados que acaben resultando coactivos. ¿Cuál es el grado óptimo de intervención? Necesitamos mostrar a nuestras parejas cuánto las amamos, pero odiamos ser empalagosos hasta la asfixia. ¿Dónde está el agasajo óptimo? Sabemos que una buena porción de tocino nos reportará una energía que nos vendrá muy bien para satisfacer nuestras exigencias nutricionales, pero si comemos demasiado la grasa se nos acumulará en las partes más nefastamente visibles de nuestra anatomía. ¿Hay una ración óptima de tocino?

En muchas ocasiones el óptimo no es más que una media, una arbitraria medición de la normalidad. Aquello que no es evidentemente escaso ni sonoramente estridente. En otras, la matemática nos ayuda con sus cálculos, proyecciones, curvas y desviaciones. Pero a menudo la elección implica una penosa sucesión de factores que hace imposible una respuesta fácil. Es, precisamente, el caso de la velocidad y el consumo de combustible.

A la hora de determinar el uso óptimo de un automóvil en términos de ahorro energético hay que tener en cuenta, para empezar, dos factores: la eficiencia del motor y la resistencia del aire. El primero es directamente proporcional a la velocidad y es positivo para el ahorro. A mayor velocidad, mayor eficiencia, en términos generales y hasta un límite determinado. Esto es así porque, en circunstancias favorables de conducción (con un motor bien reglado, un buen manejo de las revoluciones; un asfalto adecuado, condiciones atmosféricas normales...), la energía cinética, la inercia y el juego de las ruedas y los ejes contribuyen a mover el vehículo... y al ahorro en combustible.

Imaginemos que encendemos el motor y aceleramos con todas nuestras fuerzas sin que el coche se mueva. Es, evidentemente, el caso de menor eficiencia energética posible. Habremos agotado toda la gasolina sin conseguir movimiento alguno. Es evidente que, en cuanto el aparato empiece a desplazarse, la eficiencia empezará a mejorar en relación directa con la velocidad alcanzada.

El segundo factor, la resistencia del aire, también es directamente proporcional a la velocidad; pero, en este caso, es un factor negativo para el ahorro. A mayor velocidad, mayor resistencia y, por lo tanto, mayor consumo. No olvidemos que el coche no se desplaza en el vacío: lo hace –nos guste o no– dentro de un medio fluido que es el aire. Y la resistencia se define como la fuerza que sufre un cuerpo al desplazarse en dirección contraria a su movimiento, y está relacionada con la velocidad relativa entre el cuerpo y el medio.

De este modo, nuestro coche imaginario, que empezó sin moverse un ápice pero que ahora rueda cada vez más rápido, ahorrando combustible a medida que acelera, llegará a un punto en el que la resistencia empezará a hacerle perder eficiencia. Cada molécula de gasolina que ahorre con el aumento de velocidad tendrá que gastarla en combatir la resistencia del aire. Superada una velocidad determinada, el gasto por resistencia será mayor que el ahorro por velocidad. El punto de equilibrio entre ambas curvas (la de ahorro y la de gasto) sería la velocidad de conducción óptima.

Los ingenieros suelen decir que esta velocidad está entre los 110 y los 120 kilómetros por hora para un vehículo medio. En este sentido, parecería lógica la medida de obligar a todos los españoles a circular en el segmento más bajo del abanico. Pero sólo lo parecería. A la hora de la verdad, existen otros muchos factores que convierten en absurda la decisión del Gobierno.

El primero es la aerodinámica pura. Las peculiaridades de diseño de cada vehículo determinan su respuesta a la resistencia. Para que la medida fuera realmente eficaz, el Gobierno debería imponer un diseño igual a todos los fabricantes. Una suerte de modelo soviético de producción en cadena de coches idénticamente aerodinámicos. Adiós a las furgonetas, los todoterrenos y los coches demasiado cuadrados.

Tan importante es la aerodinámica, que un vehículo con barras portaequipajes puede consumir un 7,5 por 100 más que uno sin ellas. Un coche con cofre portaequipajes consume hasta un 16 por 100 más, y otro con el equipaje colocado directamente sobre el techo puede gastar hasta un 39 por 100 más. A 110 kilómetros por hora, la ley debería prohibir igualmente llevar equipaje fuera del maletero. Algunos expertos consideran que, si está muy sucio (con barro en los bajos o en los laterales), un coche podría aumentar en un 1 por 100 el gasto extra a más de 100 kilómetros por hora.

Junto con la aerodinámica, el estilo de conducción también es fundamental en lo relacionado con el consumo de combustible. De manera que un vehículo a 120 kilómetros por hora y 2.000 revoluciones puede consumir menos que uno a 80 y 3.500. ¿Habrá que prohibir también los acelerones?

Por último, la carga del coche afecta también a otro tipo de resistencia, no la del aire, sino la del rozamiento con el asfalto. El rozamiento del neumático al rodar puede llegar a suponer el 25 por 100 del consumo energético del vehículo. Si el coche está demasiado cargado o las ruedas no se encuentran en su punto adecuado de presión, el rozamiento aumenta y el gasto, también.

En definitiva: como casi siempre, la ciencia tiene poco que ver con la lotería y con el consenso. Esa de 110 es una cifra mágica, un fetiche sacado de la manga tan bueno y tan malo como podría ser el 113. Pero más redondo. Redondo como los ceros de las multas que van a empezar a llovernos.



http://twitter.com/joralcalde

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