viernes, julio 30, 2010

splice




Por Carlos Marín

Vincenzo Natali es un nombre bien conocido en el cine, al menos en el fantástico (o fantastique, si se quiere ser mejor hablado). Con películas como la impactante Cube, la divertida Nothing y la interesante Cypher se ha hecho un hueco importante en el mundillo, siendo respetado por su trabajo experimental y respetuoso con el género que le acoge. En este caso Natali nos trae Splice, controvertida historia sobre monstruos y ciencia, algo así como un cuento moral que evita, con acierto, la típica y fea moraleja aplastante.

Con ecos de esa ciencia-ficción a medio camino de la serie B y la pureza científica, la última película del director canadiense plantea la creación de un nuevo tipo de vida, en principio para ayudar a la humanidad, como un leve pero intenso tour de force de personajes y decisiones. Horribles decisiones que se toman en nombre de muchos pero que finalmente se centran en el egoísmo y el beneficio propio.

En el fondo, si uno lo mira con un poco de atención, es el retrato de una familia que se rompe con el paso del tiempo, con la responsabilidad de los hijos y la influencia sobre sus vidas. Somos hipócritas, se nos llena la boca criticando a aquellos que tienen descendencia para luego caer en esas garra, las de la paternidad, con mascotas o derivados. Presentada en forma de subtrama (él quiere tener hijos pero ella se niega) la metáfora reivindicada está clara y pesa como una losa. Temas como el aborto o los límites de la moralidad (incluso sexual) abarcan los mensajes que la cinta quiere transmitir, bien enmascarado en una monster movie diferente de lo habitual, pero previsible en su camino.

Adrian Brody y Sarah Polley sobresalen como el motor principal de la historia, llevando el peso del dramatismo durante todo momento en sus espaldas. Son la pareja en la que el espectador se vé reflejado, la dura familia que tiene que lidiar con una responsabilidad tan grande como es hacerse cargo del resultado de sus decisiones en forma de monstruosa niña inhumana. Un apartado, el de la dirección de actores, digno de mencionar.

Dren, la criatura creada a partir de la unión (o "splice") de diferentes especies es un ejemplo de como hacer un ser ficticio con una calidad y un realismo asombrantes. Mezcla de maquillaje (ese maravilloso arte que Nicottero y Berguer vuelven a demostrar que dominan a la perfección) e infografía, Dren vive delante de nosotros, nos produce ternura, compasión e incluso llega a parecer sexy (sic) cuando la historia así lo necesita. No es un monstruo rocambolesco o lovecraftiano, es una criatura tan sencilla que por momentos olvidamos que es todo un truco cinematográfico.

Puede que una de las pocas cosas que se le puedan achacar a Splice es el síndrome del estudiante de excelente: después de unas películas tan poco convencionales el nuevo film de Vincenzo Natali puede parecer simple, incluso clasicista. No innova, pero tampoco lo pretende; solo quiere contar una buena historia con la ayuda de unos pocos personajes y un buen control del tiempo narrativo y los giros de guión. Pero comparamos, comparamos... y salimos perdiendo.

Quizás si se hubiera querido arriesgar un poco más (aunque no crean, ciertas escenas son muy valientes aún hoy en día), Splice se hubiera transformado en otra pequeña pieza de culto, como fue aquella inolvidable experiencia en los cubos asesinos. Por ahora se queda en una muy buena película que, sin duda alguna, sobresale por encima de cualquier media del año. Sin duda una apuesta fuerte entre esa falta de imaginación que arrastra el celuoide en los últimos tiempos.

Lo mejor: Sus personajes, terriblemente creíbles, al igual que la criatura engendrada.

Lo peor: Puede resultar demasiado convencional.

http://www.aullidos.com/pelicula.asp?id_pelicula=1455

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